Tras saber que el Turco baja por la costa con una peligrosa armada, Don Alonso Quijano, el caballero don Quijote de la Mancha, saldrá, una vez más, y con la oposición de su sobrina y de su ama, a una nueva batalla que empezará en la Mancha y terminará en la costa. Vestido con su armadura de estilo renacentista, bastante anticuada para la época, 1615, el "loco" caballero andante del que todos se burlan emprenderá sus aventuras con su fiel escudero. El miedoso Sancho Panza, que incita y halaga los combates imaginarios del hidalgo, decide partir con éste para apoyarle, como siempre, en sus empresas. Sancho también espera recibir la recompensa de transformarse en gobernador de una isla, una antigua promesa que le fue hecha por don Quijote. Pero su amo ya tiene muy claro cuál es la prioridad de sus batallas: deshacer el hechizo de su amada, la imaginaria Dulcinea, a quien jamás ha visto. Para ello irá a la cueva negra a encontrarse con Montesinos.
Se topará con su siguiente aventura en medio del camino. Aceptará las honras y homenajes del Duque, quien por burla le dice que para desencantar a Dulcinea Sancho debe recibir algunos miles de azotes.