Don Florencio vive en Polvorín de los Nogales acompañado por La Musa, una perrita chihuahueña. A través de aventuras descubre que su profesión ha de ser la de bibliófilo, el que ama los libros. Así, don Florencio no sólo acepta con gusto su prodigiosa profesión, sino que además contagia a todos de su devoción por los libros y transforma la vida del pueblo entero.