La mayoría de nosotros nunca nos hemos visto como líderes. Para la mayoría de nosotros, la idea de hacerse cargo de una oficina no hace mucho tiempo habrá parecido completamente absurda. Ese es un trabajo para gente de alto nivel, para personas... ¡para líderes natos!
Sin embargo, a pesar de cualquier recelo inicial, los puestos de liderazgo son algo que a muchos de nosotros nos imponen contra cualquier protesta. En la gran mayoría de los sectores, el progreso y el aumento de sueldo implican asumir más responsabilidades. Y esa responsabilidad suele adoptar la forma de algún tipo de función de liderazgo. Sólo se puede progresar hasta cierto punto antes de empezar a tener personal a tu cargo y, cuanto mássubas en la escala, más personas empezarán a buscarte para que les dirijas y más personas serán tus responsables.
Eso nos deja dos opciones: huir de la presión y la responsabilidad y vivir con el modesto salario que se deriva de ello, o aprender a aguantar y hacerse cargo.
¿Y sabes qué? Cuando aceptes ese manto y te conviertas en el líder que puedes ser, descubrirás que es una de las mejores experiencias imaginables para tu crecimiento y desarrollo personal. Te sentirás más seguro de ti mismo, más capaz y con más autoridad, y eso puede transformar por completo la forma en que te ves a ti mismo.