Los países de Europa del Este son el blanco de esta crónica de viajes, suerte de ensayo sobre literaturas distantes, y a la vez colección de estampas sobre la identidad y los desplazamientos. República Checa, Varsovia y Hungría. En los textos que a manera de prólogos abren la lectura, la autora expone su propuesta del libro: Visegrado será entonces la palabra que designa a una región que se construye a medida que se recorre, y que ha sido escenario de importantes episodios de la Historia, cuyos resultados son una identidad golpeada pero consciente de sus retos. La escritora designa al nacionalismo y al odio como dos de las zonas verbales que dan sentido a la escritura del libro. Algunos ensayos están acompañados de fotografías que reproducen la perspectiva del turista, de quien recorre a pie la calle y desea registrar imágenes que apuntalen la memoria en construcción, a la vez que agregan un elemento de color local para darle un mayor grado de realidad al libro.