Rodrigo es un joven burócrata que podría pertenecer a lo que Strindberg llamó «el club de los jóvenes viejos». Sus días pasan sin mayores aspavientos en un museo de la Ciudad de México, hasta que la secretaria que le hacía la vida imposible le desliza una nota que dice «Acepto». Rodrigo se enterará de que alguien le ha propuesto matrimonio a Cecilia en su nombre, y la inercia no le deja más opción que casarse. A partir de ahí se desencadena una siniestra odisea en la que pierde su trabajo y pasa el rato espiando a una gallina que deambula por el terreno baldío. Paralelamente un académico y escritor español viaja a una Los Girasoles para investigar sobre un misterioso escritor, boxeador y artista, que encontró en México aquello que buscó durante toda su vida: un trágico desenlace «a la altura de su megalomanía». Los Girasoles se convierte en un centro en el que las vidas de los personajes encuentran su destino entre «los más absurdos accidentes» y situaciones cómicas e inverosímiles. La risa, definida por Slavoj Žižek como «la metástasis del goce», es la herramienta fundamental utilizada en la primera novela de Daniel Saldaña París para desnudar ese «escándalo hiriente» que es la civilización. Con buen humor pero sin concesiones, la incomprensión que los personajes sienten ante un mundo que constantemente les recuerda, no siempre de las formas más sutiles, sus incapacidades y su medianía, es dejada al descubierto por el autor con una prosa que avanza a un ritmo furibundo meciéndose a lo largo y ancho de todo el idioma español.