Del baúl que Fernando Pessoa legó a la posteridad —de donde salen los papeles manuscritos o mecanografiados, firmados por diferentes personajes, que conforman buena parte de su obra— surgió un misterioso cuaderno de tapas negras atribuido al Barón de Teive, que comenzaba con una decidida afirmación de voluntad suicida y que iba encabezado con el subtítulo «la imposibilidad de hacer arte superior». Más que un manual teórico o una guía de consejos prácticos para la vida—o para la muerte—, La educación del estoico es crónica personal de todo un camino voluntariosamente dispuesto: el ejercicio de la razón y sus armas para erradicar el dolor y, consecuentemente, la abdicación—lúcida, implacable, irónica— ante la vida.
"Pessoa marca la diferencia. El lector sabe que está ante una obra superior. Kafka decía que era muy difícil escribir una palabra capaz de contener a quien la escribe; Pessoa lo consigue. El resultado es arte puro."—Pablo d'Ors, ABC
"Lo más increíble de Pessoa es la capacidad de su soplo para crear vida."—Ricardo Martínez Llorca, Tribuna de Salamanca
"Un regalo para las ganas de leer y pensar y leer y disfrutar y leer y… ¡qué bien!"—Jaime Noguera, La Gaceta de los Negocios
"Con una prosa clara y precisa, similar también en el tono a la del Libro del desasosiego, por los pliegues de una personalidad que, a medida que avanzamos en la lectura, en lugar de volverse cada vez más inteligible, la vemos cargarse de dudas y contradicciones hasta tornarse completamente oscura. Sin embargo, esto no impide que muchas de las reflexiones a las que se entrega el Barón de Teive, aun aquellas que se encuentran teñidas por un profundo desencanto, resulten luminosas y estimulantes para el lector."—Hernán Arias, Perfil (Argentina)