Una mañana, cuando las vacaciones escolares recién inician, la narradora de esta novela recibe una terrible noticia: su mamá está muerta. Ahora que han pasado más años de su vida sin su madre que con ella, decide regresar a ese lugar fangoso que es la adolescencia para reconstruir no solo ese momento que rompió su vida en dos sino el tiempo que lo precedió y las maneras en que el silencio se había apoderado de todo.
El funeral, las diligencias con certificado de defunción en mano, un padre que regresa de lejos para embarcarla en una aventura inesperada serán algunos de los hilos que tejerán el duelo de una joven de catorce años. Ella irá descubriendo las grietas del pasado, aquellos pesos que su familia y su madre cargaban, mientras va encontrando las palabras y la fuerza necesaria para nombrar esa inexplicable muerte.
Con gran destreza narrativa, Diana Ospina Obando reconstruye la mirada de la adolescente para hablarnos de heridas profundas, de soledades y silencios, de corrientes que nos arrastran a lugares oscuros sin que podamos evitarlo y del camino que toca recorrer para seguir viviendo. Una novela que conmueve y que en cada página muestra hondura y belleza.