Librada Marín, una mujer viuda de un antiguo minero sindicalista, revuelve sus viejas fotos cuando encuentra la de una joven monja que le marcó en al dura época de la escuela. Librada había llegado con sus padres desde Granada, escapando de las represiones franquistas. Sus padres tuvieron que ingresarla en un internado religioso a las afueras de la ciudad. Allí, el único cobijo y ayuda que recibió fue de una joven monja llamada Inés, que apareció asesinada poco tiempo después. Ahora, casi nadie recuerda aquel crimen sin resolver, ocultado por la Iglesia, para esconder un secreto mucho peor. Priscila, la nieta de Librada, es todo lo contrario a ella. Conservadora y religiosa, pero continua en paro después de haber terminado las carreras de criminología y derecho. Es, además, la única que la visita regularmente, ya que Librada odia a su hija, Laura, aún más conservadora que Priscila, casada con un concejal de un partido extrema derecha. Nieta y abuela comenzarán a investigar en los archivos de la Guardia Civil y del viejo archivo del Cuerpo de Policía Armada y de Tráfico.