En los últimos 10 años, el Movimiento por La Paz con Justicia y Dignidad, nacido en medio de la guerra contra el narcotráfico, logró colocar en la agenda la tragedia humanitaria que vive el país. Las víctimas se convirtieron en actores políticos. Las mujeres con familiares desaparecidos hicieron de la resiliencia y la resistencia su principal arma. Sin embargo, el panorama no ha cambiado mucho, aunque la esperanza persiste; sigue viva ahí abajo, entre la ciudadanía organizada. Nos lo cuento Jaime Luis Brito.