La terrible tormenta que se avecinaba no había impedido al capitán de caballería Moritz, ni al joven jurista Dagobert asistir a la agradable reunión que la coronela y su bella hija, Angelika, celebraban todos los jueves en su casa.
Sin embargo, en esta ocasión, el pequeño círculo de amigos se vio sorprendido por la inesperada llegada de un desconocido que dijo ser un antiguo amigo del marido de la coronela.
La repentina aparición de este misterioso hombre y su extraño talante, provocaron entre los tertulianos una sensación que no tardaría en confirmarse.